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jueves, 3 de mayo de 2007

ALEGRÍA Y ESTADO DE ÁNIMO (3 - MAYO - 2007)

Hablaba hace unos días con alguien que presta sus servicios en nuestra Universidad de Cartagena. Y me contaba que, en sus quince años de trabajo, había aprendido que lo más importante y necesario para atender bien a las personas que continuamente acuden a su mostrador es sonreír siempre. Verdaderamente es un hombre al que nunca se le cae la sonrisa de la cara; y todos se lo agradecemos.
Hace muchos años, cuando aún era niño, alguien me enseñó a darle gracias a la Virgen por la sonrisa con la que siempre me mira. Desde entonces veo siempre a la Virgen sonriendo. Y pienso que en algo se parecen a ella todos los que sonríen. Por lo mismo, cuando veo a alguien con la cara larga, pienso que algo endiablado le está sucediendo y me gustaría hablarle de cómo hay alguien que siempre le mira y siempre le sonríe. Porque la sonrisa es contagiosa.
Todos necesitamos con frecuencia vernos rodeados de rostros sonrientes. Yo creo que nadie tiene, salvo contadas excepciones, derecho a no sonreír. Hay quien piensa que la alegría o la tristeza son meros estados de ánimo; circunstancias que nos acontecen: “hoy me he levantado triste… ¿qué quieres que le haga?” Y así, día a día nos toca aguantar las malas caras, el aire antipático, la conversación sombría, de quienes en ese día han decidido que tienen el derecho a estar de mal humor.
Nadie tiene derecho a dejarse dominar por sus cambiantes estados de ánimo. No vale decir que uno es como es, porque en realidad uno no es lo que sus estados de ánimo antojan. Quien se deja llevar por la ira, a veces descontrolada; o quien trata a los demás según las simpatías o antipatías que le suscitan; o quien abandona sus proyectos ante el desánimo que surge con la primera dificultad; o quien se deja llevar por la desgana paralizante o vive bajo la tiranía de la cambiante ley del gusto; o quien es vulnerable en los afectos y llega a la susceptibilidad enfermiza;… ése no puede esperar sin más que los demás aceptemos cómo es: porque en realidad lo que debe pretender es ser cómo los demás necesitamos que sea.

1 comentario:

Miguel García dijo...

Perico¡ eres una maquina 100%, la alegría hay que contagiarla, si señor.
Que puedes esperar de una persona triste, que llevará un día triste, inundará todo a su paso de tristeza y no estamos en este mundo para eso.Estamos para encenderlo de alegría, entre otras cosas.Un abrazo, Miguel.