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jueves, 22 de febrero de 2007

OPINIONES Y CONVICCIONES (22 - FEB - 2007)

Cuando me toca aguantar la conversación con alguno de esos que se atreven a hablar de casi todo, y se animan a formular afirmaciones un tanto arriesgadas, con un atrevimiento que es hijo de la ignorancia, termino siempre por preguntarles: “eso que me cuentas… ¿lo sabes o te lo imaginas?”; “¿lo sabes o te lo han contado?”; “¿te lo crees?”
Quizá la pregunta no es muy cortés. Pero es el único modo que conozco de poner fin al esperpento. Es evidente que no saben. Hablan de oídas: de lo que alguien les ha contado; o de lo que han visto por la tele, o han escuchado por la radio.
Saber requiere estudio y reflexión. Estudiar exige más esfuerzo que leer, o que ver un documental; y soñar, o imaginar, es más cómodo que pensar o reflexionar. Y tengo casi comprobado que a la abundancia de opiniones va pareja la escasez de convicciones. Porque una convicción descansa sobre una idea, y las ideas hay que estudiarlas y hay que pensarlas. Para estar convencido hay que saber. Para opinar basta tener ganas de hablar y una víctima que te escuche.
Muchos se animan a decir algo, sobre casi cualquier tema. Seguramente apenas saben algo del tema que abordan, pero a esos charlatanes les parece valioso lo que dicen simplemente porque son palabras de su propia cosecha. Como decía Federico Suarez, “hay una notable diferencia entre los que hacen afirmaciones porque tienen argumentos ciertos y aquellos que no tienen más argumentos que sus afirmaciones”.
[1]
Y lo peor de todo es que esas gentes que tanto opinan y tan escasos andan de estudio son marionetas en manos de los medios de comunicación. Porque su mente no se alimenta de verdades, sino de opiniones ajenas; y repiten los eslóganes de otros, porque no son capaces de formar sus propias opiniones ni de llegar a sus propias conclusiones. Son presas fáciles del error y de la manipulación. Correveidiles. Depredadores del pensamiento débil.
[1] Federico Suarez. “La honradez intelectual”, año 1979. En “Que los buenos no hagan nada”, Rialp.

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