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jueves, 5 de octubre de 2006

EL SERVICIO Y LA ALEGRÍA (5 - OCT - 2006)

Conozco algunos matrimonios que han acabado en divorcio en unos pocos años. “No era lo que me esperaba” —dicen—, ó “no me siento realizado (o realizada)”.
Conozco también muchos matrimonios que no han acabado. Sencillamente perduran. Quizá no les resulta fácil, pero se comprometieron para crear un hogar y se han entregado a esa tarea.
Y es que hay personas que no ven en el servicio una renuncia, sino un modo de dar sentido a la propia vida. Hay personas que no buscan realizarse, sino darse. Esas personas consideran la vida como servicio, no como autorrealización. Se casan para querer, para hacer feliz al otro, para darse.
Y, curiosamente, esas personas son muy felices.
Rabindranath Tagore escribió estos versos muy conocidos: Dormía y soñaba que la vida no era sino alegría. / Me desperté y vi que la vida no era sino servicio. / Serví, y comprendí que en el servicio estaba la alegría.
Y en el Quijote se lee: “las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias”. Quizá quien se obsesiona en realizarse, de tan triste que resulta esa corta meta, se animaliza. A veces vale la pena darse una dosis de humanidad y pensar en los demás, en los de la propia casa.

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